Entonces, sucedió. El tonto racista y reaccionario Donald Trump regresa a la Casa Blanca, y los republicanos dominarán el Congreso. La polarización de la vida política estadounidense se está agudizando y profundizando. Los revolucionarios y los progresistas tenemos una tarea difícil por delante.
Habrá mucho tiempo para analizar lo que sucedió en las elecciones, pero a la mañana siguiente algunas cosas quedaron claras. El liderazgo y los poderosos patrocinadores del Partido Demócrata son los únicos culpables del resultado. La campaña de Harris/Walz fue completamente insensible a las necesidades y aspiraciones de la clase trabajadora. De hecho, las dos palabras que no parecieron ser capaces de incluir en ninguno de sus discursos fueron “clase trabajadora.” En cambio, ofrecieron una triste mezcla de genocidio en Palestina, combinada con un llamado a los republicanos con educación universitaria, los “nunca Trump”. Y fracasaron.
Esta elección no se trató de buenas opciones. Desde el punto de vista de la OSCL y el movimiento anti-guerra, fue un referéndum sobre el genocidio en Palestina y una guerra más amplia en el Medio Oriente. Para muchos, la economía fue el tema principal. Al final del día, las malas opciones que se nos presentaron son una crítica al sistema capitalista.
Necesitamos entender que vienen grandes ataques. El movimiento obrero estará bajo fuego y habrá intentos de erosionar nuestro nivel de vida. Los intolerantes en Washington, D.C. harán lo que puedan para promover la desigualdad y habrá ataques contra las nacionalidades oprimidas, incluyendo a las personas negras, los chicanos y latinos, los asiático-americanos, los árabe-americanos y otros. Los derechos de los inmigrantes serán un objetivo especial. Existe una cruda misoginia que odia a las mujeres en el mundo de Trump, y podemos esperar más medidas para restringir nuestros derechos reproductivos. Del mismo modo, podemos esperar ataques contra las personas LGBTQ. Y el genocidio en Palestina continuará bajo Trump.
La buena noticia es que esta guerra contra el pueblo no va a ser unilateral. Es completamente posible y necesario construir movimientos populares fuertes que sean capaces de una resistencia seria. Este no es el momento para agachar la cabeza. Es momento de unir a todos los que puedan unirse para derrotar la agenda reaccionaria de Trump. La prueba no es cuántas cosas malas podemos decir sobre él—es un pedazo de basura reaccionaria, así que diremos muchas. Pero el verdadero desafío que tenemos por delante es cuánta gente podemos sacar a la calle. A quienes se sienten un poco desanimados o desmoralizados, podemos ofrecerles la esperanza de la resistencia. Tenemos la capacidad para luchar y ganar.
El imperio estadounidense está en decadencia y Trump es un síntoma. Vamos a construir la lucha. Vamos a fortalecer las organizaciones del pueblo y mostrar algo de coraje en los sindicatos. No vamos a retroceder. Vamos hacia adelante, y lo vamos a hacer con la mayor cantidad de gente posible. ¡Juntos podemos hacer que este país sea ingobernable!