Adoptado en el noveno Congreso de la Organización Socialista Camino de la Libertad en primavera de 2022.
El programa político de la Organización Socialista Camino de la Libertad ha crecido después de un proceso largo de luchar contra el enemigo de clase, construir los movimientos populares, y realizar investigación y análisis de las condiciones en las que vivimos. El objetivo de conocer el mundo es cambiar el mundo, y este programa es una declaración de lo que quiere y necesita la gente obrera y oprimida de este país, junto con lo que se necesita para lograrlo.
Algunas partes de este programa fueron escritas hace más de una década. Otras fueron adoptadas en nuestro congreso más reciente en la primavera de 2022. El programa es un producto de los esfuerzos colectivos de la Organización en aplicar la ciencia de la revolución, Marxismo-Leninismo, a las luchas diarias que construimos y lideramos. Analizamos las condiciones concretas que enfrentamos, mientras que mantenemos una perspectiva a largo plazo de obtener cambios actuales.
Somos una organización de revolucionarios. Nuestros miembros son afroamericanos, chicanos y latinos, blancos, asiático-americanos, árabe-americanos, y americanos nativos. Somos obreros, estudiantes, y profesionales — mujeres y hombres, GLBTQ. Estamos uniendo a muchos para vencer a unos pocos.
Muchos de nosotros estamos activos en el movimiento laboral, donde echamos la casa por la ventana para esforzar nuestros sindicatos y hacerlos efectivos en la lucha de clases. Estamos en el primer plano de la lucha contra los crímenes policiales y la lucha de poner fin a la desigualdad racista. Miembros de la OSCL construyen y contribuyen a los movimientos estudiantil, anti-guerra, e inmigrante. Trabajamos activamente para promover solidaridad con los oprimidos que luchan por la liberación nacional y social — desde Palestina hasta las Filipinas y puntos entre ellas.
Camino de la Libertad tiene un pasado orgulloso. Entre finales de los sesenta y principios de los setenta, hubo un recrudecimiento tremendo en las luchas afroamericanas, chicanas, asiático-americanas, y otras nacionalidades oprimidas. Al mismo tiempo, un movimiento estudiantil poderoso surgió, que se inspiraba de la lucha heroica de la gente vietnamita, la resiliencia del socialismo en China, y los movimientos revolucionarios contra el colonialismo y neocolonialismo en África, Asia, y América Latina. El resultado fue la creación de un nuevo movimiento comunista poderoso. Si bien este nuevo movimiento de jóvenes comunistas tuvo algunos logros reales, carecía de poder de permanencia. En 1985, algunos de los mejores elementos de este gran brote se reunieron para crear la Organización Socialista Camino de la Libertad. Luego se nos reunieron aquellos miembros y líderes del Partido Comunista de los Estados Unidos de América, quienes tenían en común con nosotros nuestro compromiso a la revolución y al socialismo.
A través de los años hemos enfrentado desafíos, desde adentro y afuera. En finales de los ochenta y los noventa, una sección de nuestro liderazgo decidió que no querían ser revolucionarios, entonces abandonaron el Marxismo-Leninismo y se rompió con nuestra organización. Luego, en 2010, el Buró Federal de Investigación (FBI) usó el pretexto de nuestro trabajo anti-guerra y solidaridad internacional para lanzar una campaña prolongada con la meta de destruirnos. Enfrentamos estos desafíos, superamos la adversidad, y hemos crecido. Apreciamos a los revolucionarios veteranos en nuestras filas y nos alegramos que la mayoría de nuestros miembros son jóvenes.
¡El capitalismo debe ser derrotado!
Los EEUU es una tierra de contradicción y conflicto. Por un lado, hay una acumulación de riqueza en las manos de billonarios hasta un grado desconocido en la historia humana. La riqueza de Jeff Bezos, Bill Gates, y Warren Buffet es igual a la de la mitad de la población estadounidense. Por otro lado, la mayoría de personas en este país enfrentan un nivel de vida declive, gastos que corren delante de salarios, y la posibilidad de tener nada para heredar la próxima generación. Las masas de los sin techo son una condenación del capitalismo monopólico.
El capitalismo es un sistema corto de miras y no planeado que tiene un solo objetivo: el logro de la tasa más alta de beneficios, que en su turno concentra riqueza en cada vez menos manos. La desigualdad sistemática y siempre presente es un aspecto intrínseco del capitalismo. La opresión de mujeres, la desigualdad enfrentada por nacionalidades oprimidas, y explotación de clases, se extienden en las fundaciones del capitalismo. Nada de esta sociedad es justo ni equitativo.
Avances en ciencia y tecnología que podrían servir en mejorar nuestras vidas en vez de eso son una fuente de miseria y un medio de forjar armas de guerra nuevas y más peligrosas. La automación que podría mejorar nuestras vidas laborales y sustentos se convierte en una fuente de desempleo y inestabilidad que devasta comunidades. Tenemos un sistema de cuidados de salud de lucro que sobresale en gastar dinero para compañías farmacéuticas y otras corporaciones grandes, mientras que fallan al resto de nosotros. Aún la educación pública está bajo ataque por los privatizadores que buscan aprovecharse de los ingenuos.
El capitalismo promueve la alienación, desesperación, crimen, y corrupción. La policía y el sistema penal injusto no pueden mantenernos a salvo. De hecho, son guardias de opresión y fundadores del orden existente. Los EEUU encarcelan a más personas que cualquier otro país en la tierra. Este encarcelamiento en masa es el producto de un sistema que perdió su derecho de existir. La cultura estadounidense honra la codicia, el egoísmo, y la brutalidad — una reflexión desgarradora y medio de reforzar la realidad fea del capitalismo. Las fuerzas armadas estadounidenses tienen cientos de bases alrededor del mundo, guerreando en países, naciones, y pueblos que desean libertad del imperio de los EEUU.
Este sistema de explotación e injusticia no puede ser reformado fuera de la existencia. Queremos vidas mejores — y luchamos exactamente por esa. Cada paso del camino tratamos de ganar lo que pueda, subir el nivel de la lucha, y organizar nuestro movimiento colectivo. Pero también hacemos otra cosa: estamos construyendo una organización de revolucionarios para vencer a este monstruo. Los capitalistas dan una pulgada y toman una milla. No podemos hacer reformas para encontrar una vida mejor. Necesitamos dar mazazos de revolución a las cadenas de opresión.
Los capitalistas de monopolio, la clase dirigente, tienen todo el interés en mantener las cosas como son. Benefician de salarios bajos, desempleo, y de cada tipo de desigualdad. Lo bueno para ellos es malo para nosotros, entonces no tenemos nada en común con los billonarios. De hecho, no hay una cuestión significativa en la que podamos encontrar un terreno común. Ni una. Por ejemplo, el cambio climático. Las corporaciones se benefician de destruir el ambiente — por eso siempre empujan hacia atrás las protecciones ambientales, yendo tan lejos como contratar científicos y políticos a declarar que el cambio climático es un engaño. Están muy dispuestos a destruir el planeta para lucrar el más dinero posible, lo más rápido que posible — harán cualquier cosa por su balance final. O somos nosotros o son ellos.
Entonces, nuestra clase necesita tomar el poder por medios revolucionarios. Necesitamos el socialismo, donde las alturas comandantes de la sociedad están ocupadas por la clase obreras, poniendo todo el poder político y económico en nuestras manos.
Historia orgullosa, futuro brillante
La historia de los EEUU es una historia de la lucha de clases, de batallas épicas que dan visibilidad en la criminalidad de la clase que dirige, mientras demuestra la gran capacidad y potencial para resistencia por parte de la gente obrera y oprimida de este país.
El extraordinario comunista ruso V.I. Lenin declaró que la Revolución Americana de 1776 fue una “gran guerra de liberación” que fue parte de la ola de luchas democráticas progresivas de esa época en contra de la autocracia terrateniente y reacción feudal que dominaba Europa. Durante este tiempo, el capitalismo fue un sistema relativamente joven que tomó un papel progresivo en desarrollar las fuerzas productivas, mientras derrotando las sociedades estancadas dominadas por reyes y señores feudales.
Desde su principio, el capitalismo en el EEUU fue basado en genocidio, dirigido en contra de la gente nativa, y alimentado por la esclavitud. Una gran parte de la gente estaba trabada en la servidumbre por deudas y las mujeres estaban desenganchadas. A pesar de las aspiraciones democráticas profundas y reales de este tiempo, el grito de “Libertad y Justicia para Todos” sonó hueco para la mayoría. En práctica, fue libertad para un puñado pequeño de hombres blancos ricos a dirigir a la vasta mayoría de personas. El resultado fue una lucha. Los pueblos nativos guerreaban en resistencia. Los esclavos lanzaron rebeliones repetidas y heroicas. Había intentos constantes por personas obreras, en las ciudades y en fincas, en luchar por sus propios intereses.
El rápido desarrollo del capitalismo competitivo en el costa este dio lugar a uno de los primeros movimientos sindicales en el mundo. Fue acompañado por la expansión genocida hacia el oeste de un país que tenía dos sistemas sociales distintos: uno en el Norte, basado en labor asalariado y fincas pequeñas, y el otro en el Sur, basado en esclavitud en plantaciones grandes. En 1846, los EEUU lanzó una guerra que resultó en el robo de México del Norte y la extensión de esclavitud hacia Texas. Un resultado fue el desarrollo de la nación Chicana. Colocada en lo que ahora es el suroeste estadounidense, la gente chicana fue robada de su tierra, se le negaron derechos iguales, incluyendo el derecho de igualdad de lenguas, y enfrentó opresión nacional brutal. La nación Chicana siempre resistía. Este récord poderoso de lucha es un punto brillante en la historia estadounidense.
La Guerra Civil fue producto del conflicto irreprensible entre el capitalismo del norte y la esclavocracia. La derrota del sistema esclava del sur fue una revolución segunda, acomodando al comienzo de la existencia uno de los episodios más profundamente liberatorios en la historia estadounidense, La Reconstrucción Negra, que desafiaba el poder de la clase plantadora, implementó derechos del voto, educación pública, y muchísimo más. En 1877, la clase capitalista del norte retiró a sus soldados federales desde el sur, abandonando a los gobiernos reconstruccionarios a una ola de terror lanzada por la clase plantadora blanca. El resultado fue la forja de una nación afroamericana en el Cinturón Negro del Sur que se le negaron poder económico y politico. Los soldados federales partiéndose del Sur estaban usados en contra de las grandes huelgas ferroviarias por el día laborable en el norte. El fin de la esclavitud abrió el camino para una expansion más rápida del capitalismo y dio lugar a grandes batallas entre el labor y el capital.
La militancia dispuesta por el movimiento laboral estadounidense y la ferocidad de la clase empleadora estadounidense es conocida en todo el mundo. Antes de la Primera Guerra Mundial, los mineros en el oeste de los EEUU hicieron huelgas poderosas y entablaron combate armada. En los treinta, las grandes huelgas pasivas y las ocupaciones de lugares de trabajo inspiraron a los obreros por todo el mundo. Los principales días de fiestas de la clase obrera internacional, el Primero de Mayo y el Día Internacional de la Mujer, nacieron aquí en los EEUU.
La Guerra Civil de los EEUU sembró las semillas del monopolio. Después de la Guerra Civil, el capitalismo competitivo dio lugar a capitalistas sin escrúpulos y compañías fiduciarias gigantescas. A finales de la década de 1980, el capitalismo monopólico de los EEUU llegó al escenario mundial, agarrando a Hawái, luchando una guerra con España para colonias, incluyendo a Puerto Rico, y embarcando en el camino a la dominación mundial, con un imperio extendiendo a través de África, América Latina, el Medio Oriente, y Asia. Después de la Primera Guerra Mundial, los EEUU emergió como el poder imperialista más poderoso.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los dirigentes de los EEUU proclamaron el “Siglo Americano.” Sin embargo, la fuerza combinada de los movimientos de liberación nacional, los países socialistas, las luchas aquí, conectado con los límites del capitalismo monopólico, pusieron fin temprano al “Siglo Americano.” A principios de la década de 1970, el capitalismo monopólico estadounidense entró en un periodo de estancamiento y descenso.
La gente de los EEUU nunca nos hemos sometido pacíficamente a nuestros opresores. Ya sean las batallas campales libradas por mujeres trabajadoras textiles, mineros Chicanos, aparceros afroamericanos o trabajadores agrícolas asiático-americanos, la historia de los EEUU es una historia de lucha. Las batallas laborales masivas de los 30s, el movimiento de Derechos Civiles y rebeliones negras, el movimiento anti-guerra de los 1960s and 1970s, y eventos como el Moratorio Chicano y la Rebelión de Stonewall son algunos de las cumbres que demuestran de qué las gentes obreras y oprimidas están capaces. Es un legado rico para todos los que desean un cambio.
El descenso del capitalismo monopólico está acelerando. La presidencia de Trump y su intento de retener el poder el 6 de enero de 2020, muestra la fragilidad del sistema político. La gran rebelión que siguió el asesinato de George Floyd muestra que este país está dispuesta por el desarrollo de un movimiento revolucionario. Por este espíritu publicamos secciones adicionales del programa OSCL. Damos nombre al enemigo y proponemos soluciones. Estamos haciendo cada esfuerzo para construir un nuevo, revolucionario partido comunista que sea capaz de contender por el poder. Ahora no estamos en este punto, y hay mucho más trabajo duro que hacer para cumplirlo. El camino por delante puede ser difícil, pero el futuro por supuesto es brillante.